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A Summer Story, el sueño de una noche de verano se consolida

La víspera de San Juan siempre ha sido una noche mágica, pero A Summer Story se encargaba este año de hacernos recibir el verano y no junto a hogueras como manda la tradición, sino bailando. El buen ambiente se implantó en el espectacular recinto de la Ciudad del Rock en Arganda del Rey. Un evento que ha conseguido posicionarse como uno de los mejores festivales nacionales.

Este año volvieron a contar con tres escenarios: main stage INSIDE, en el que podías disfrutar del techno y tech-house el viernes, y el sábado del EDM y trance; Burn Stage que contaba con el comercial el viernes y el remember con Oro Viejo junto a nacionales de primeras horas el sábado; y un tercer Stage que el viernes acogió a Extreme Camp con el mejor hardstyle nacional e internacional y Winter (marca propia de la casa) con el techno el sábado.

El viernes comenzaba la maratón en el escenario Inside que albergaba ese día el sonido más underground de la noche. Desde las seis de la tarde se empezó a escuchar la música en un escenario principal que nos dejó sin palabras ya que entre los tres escenarios contaban con más de 500 recintos acústicos de sonido (Meyer Sound, d&b y D. A. S), más de 500 aparatos de iluminación y más de 400m2 de pantalla led. Sin duda nos quitamos el sombrero ante el equipo de Fluge Audiovisuales por tal producción.

En las primeras horas nos encontramos a los platos a Luke García, dj local y residente desde el Madrid Winter Festival, quien supo abrir el recinto para dar paso a Alvaro Medina, alicantino residente en Madrid que ha contado con el apoyo de Richie Hawtin y Paco Osuna entre otros durante su carrera como artista.

Siguiendo con grandes artistas nacionales, a las ocho de la tarde comenzaba el set del querido Cuartero. El joven productor ha sabido ganarse a su público sesión tras sesión gracias a su carisma que le permite conectar con todos nosotros, y aquella tarde pasó una vez más. Junto a un horario más que acertado y una puesta de sol que se escondía tras el escenario, su sonido groove and bass y los diferentes cortes de vocales que tanto le gustan y caracterizan nos hicieron despedir el sol de la mejor manera.

Tras este buen sabor de boca, le tocaba su turno a Technasia a las diez de la noche con tan solo una hora y media para desarrollarse, por lo que creemos que se vio limitado en su sesión. Aún así, el francés supo jugar sus cartas con temas como el remix de Nic Fanciulli & Butch al Cool Kids de Lauren Lane, dando paso a dos pesos pesados del cartel: Pan-Pot.

Los berlineses llegaron a la Ciudad del Rock dispuestos a cambiar su nombre por unas horas y proclamarla la ciudad del techno, siendo sin duda el set más contundente de la noche en el que sonaron temas como el ya mítico y siempre recurrente remix de Slam a Bang the box de Jack Master, Elementen de Secret Cinema & Egbert o Unless de Ingo Boss. Pero sin duda, el tema que nos cautivó fue Black Voyage de Gabriel D’or & Bordoy, al ver cómo dos artistas internacionales de tal repercusión tienen en cuenta también el talento nacional.  

A la una de la madrugada se abría paso a golpe de bombo Adam Beyer, capo del consagrado sello discográfico Drumcode desde 1997 y del cual ha hecho un sonido propio donde cuenta con grandes artistas como Alan Fitzpatrick, Joey Beltram o Sam Paganini. Los graves del sueco hacían que vibrase el suelo al ritmo del remix de Keith Carnal a Selfish de Fixon o Far Away de Fabrizio Lapiana. Más lineal de lo que nos tiene acostumbrados, supo hacer un gran guiño al poner el tema de Enrico Sangiuliano, Astral projection, el cual todavía no ha visto la luz y también pudimos escuchar en Drumcode Radio Live.

Cambiando totalmente de registro, a las dos y media el line up nos sorprendía con Eric Prydz, quien comenzó su carrera por todo lo alto con el sencillo Call on me , convirtiéndose en número uno de todas las listas de música de Europa y acabó siendo nominado a un Grammy por Proper education, remix que hizo a la famosa banda Pink Floyd. El escenario principal sin duda se llenó mucho más con su llegada mientras el sueco mezclaba temas como su propio remix a I’m not going home de Faithless o On off de Cirez D. Aunque le valoramos como artista, no terminamos de encajar su música aquella noche. Las expectativas demasiado altas nunca han sido buenas para ningún dj, aunque sí que cumplió al cerrar su sesión con su último gran tema, Opus.

Para salvarnos la noche llegaron justo a tiempo Dubfire b2b Nicole Moudaber, unión difícil de ver por nuestros festivales y que aportaron calidad extra al cartel del viernes donde pudimos bailar Geto5 de Alden Tyrell. Tras dos horas bailando cada beat de los artistas, tocaba disfrutar del aclamado Joris Voorn.

Siendo cabeza de cartel de las dos pasadas ediciones, cerrando el festival junto a él cada mañana, el holandés dio un giro al festival haciéndolo una vez más completamente suyo. No podía faltar en su repertorio musical su tema Ringo, el cual nos trajo tantos buenos momentos vividos en ediciones pasadas, pero esta vez eligió otro tema propio para cerrar su sesión: Goodbye fly.

Aunque hubiese sido todo un acierto que el festival cerrase a las siete y media de la mañana tras lo vivido junto a Joris Voorn, todavía nos quedaba hora y media con la actuación de Paco Osuna. Quien ha conseguido posicionarse como una de las figuras nacionales con más repercusión dentro y fuera de España se permitió moverse entre sus habituales coordenadas tech-house y a la vez complacer al público con detalles como el Alive de Daft Punk. La química que hay entre Paco y sus seguidores se plasmó durante la mañana y pusimos punto y final al primer día al himno de “No Paco, no party”.

Tras superar el primer día, el line up del día siguiente en el Winter Stage nos hizo recuperar las fuerzas al pensar lo que nos esperaba allí.

Un warm up dividido entre talento local y más joven como el dúo Odd People y Helena Piti, y el ya conocido Gonçalo, residente del Dreambeach, calentó las primeras horas del recinto hasta que a las nueve y media de la noche llegó Rebekah con sus sonidos más oscuros e hipnóticos. Siendo uno de los fichajes del sello de Chris Liebing, CLR, la inglesa es la viva imagen del techno de Birmingham, ciudad en la que se crió y por la cual descubrió su pasión. Sin hacernos sufrir grooves interminables, consiguió crear momentos mágicos y dirigir a su antojo la situación. A sus pies, señorita.

Tras hora y media llegando a territorios oscuros y rápidos con Rebekah, le tocaba el turno a la figura clave del techno en Rotterdam: Speedy J. El holandés, que no le sentó demasiado bien ese horario, hizo sonar temas propios como Electric deluxe y el remix de Luke Slater a Forklift de JB3, siendo el portador del sonido más industrial de la noche.

https://www.youtube.com/watch?v=lpRnXpRZlYY

Desde la una de la madrugada hasta las tres entraba en escena el siempre elegante Dvs1. Demostrando una vez más la plasticidad de sus sesiones, donde sonidos hipnóticos y pisteros pueden sonar en armonía de manera simple y eficaz supo capturar el sentimiento del momento.

Sin embargo, a las tres de la mañana el escenario empezó a llenarse poco a poco y eso tenía una razón de peso: llegaba el turno de Oscar Mulero. Con la técnica impecable a la que nos tiene acostumbrados, pudimos celebrar junto a él y su música su cumpleaños, ya que era esa misma madrugada. Todos sus fieles estaban ahí congregados para saborear un sonido que te envolvía y encogía al más puro estilo muleriano con temas como The moment I stopped de Steve Bicknell y Elephant song de AFX (aka del famoso Aphex Twin) al que tanto recurre Oscar por la importancia que tiene para él. Tras su sesión todo lo demás parecía correcto, pero no arrebatador.

A las cinco de la mañana llegaba a nuestro encuentro otro de los grandes reclamos de la noche, la esperada Nina Kraviz, quien acabó convirtiéndose en la desilusión del festival. Respetando su habilidad a los platos, pinchando entre cdj y vinilos, esperábamos a una Nina mucho más ácida y profunda de la que vimos. Sin embargo, sí pudimos ver esos guiños a temas clásicos que tanto nos gustan de ella como cuando sonó The Storm de Dave Clarke y el cierre de su sesión con The first rebirth de Jones & Stephenson.

Para cerrar el festival, Ben Sims se disponía a sacar su repertorio más bailable combinando temas hardgroove y más actuales. A esas horas no pedimos milagros, por lo que bailar al ritmo de Gamble de Daito o Never grow old”de Floorplan (aka de Robert Hood) fue más que aceptable. El inglés sabe que los temas antiguos funcionan en las últimas horas por lo que su cierre contó con el ya mítico en sus sesiones remix de Robert Hood al Debbies Groove de Carl Taylor para dejarnos con un buen sabor de boca con Dark Sight de Mike Storm a altas revoluciones.

Dos días, tres escenarios, más de doce horas bailando y la mejor variedad de música electrónica junto a una organización y producción impecable, siguen avalando por tercera edición consecutiva al que confiamos que se convierta en festival referencia en nuestro país

La historia de verano continuará.