Bad Gyal, cuando el mundo es tu dance hall

“Soy la más regalá’, pa ganar no tengo que pelear,
nadie sabe si estoy aquí o allá, estoy con mi pariento yendo a chingar.
Es que me suda to, estoy workin no tengo tiempo pa to.
Llevo un fajo metido entre las 2, y los gatos bailando Reggaetón”
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Cuatro líneas con las que sintetizar una mixtape entera. Es el verso que abre la corta introducción en la que la artista catalana Bad Gyal canta relajada y envuelta en autotune, reverb y delay, sobre una melodía de órgano obra de Jam City y El Guincho. La Intro desvela el buen momento que vive Bad Gyal. Un optimismo que en Internationally queda más que detallado. Hemos estado por todos lados. Todo bien cobrado. Buena vida, mucho work.

A pesar de que Bad Gyal forme parte de una misma ola de artistas en continua disputa para demostrar quién es el más pegado, el que tiene más reproducciones o el que les saca más rendimiento, la artista catalana ha sabido escapar de la espiral onanista para disgregarse por todo el mundo. Badgy no ha querido limitar su trayectoria a la incipiente industria musical urbana española.

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A veces como un ángel, a veces como un ángel caído, Bad Gyal se presenta en esta mixtape como el espíritu que une la misma generación global que habita en Europa, Estados Unidos o América Latina. Probablemente la exponente más internacionalizada de la escena urbana nacional y a la vez con una actitud más independiente.

Con su mixtape debut, Slow Wine, veíamos una lágrima de oro fundido caer por la mejilla de una Bad Gyal ultra digitalizada. Era la consolidación de la artista como heroína del ciberespacio; una forma de almacenar todo su potencial en la red y ofrecerlo de forma abierta. Pero el avatar no solo se descargó en desktops y smartphones. También lo hizo en escenarios de una decena de países de forma impecable, liberando en el mundo exterior una entidad magnética que pone a bailar un ejército de fans cada vez más amplio y heterogéneo. En Worldwide Angel vemos esa entidad completamente humanizada, desnuda, bañada de colores cálidos y sin rastro alguno de elementos digitales. Incluso el título son pequeños diamantes integrados en el pecho.  

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El apartado instrumental es probablemente uno de los más sorprendentes del disco, y a la vez uno de los más coherentes con la imagen que Bad Gyal proyecta. Se trata de un amplio espectro de productores internacionales relacionados de alguna manera u otra con las nuevas sensibilidades caribeñas, latinas, y su integración en escenarios de club contemporáneo. Nuevos bangers del habitual Fake Guido, Dubbel Dutch o Paul Marmota, y sorpresas como las producciones de Jam City, DJ Florentino o D33J, y los arreglos adicionales de El Guincho. Esta vez el sonido queda bañado por una actitud Pop más explícita, cercana a propuestas como las de PC Music y Charli XCX.

Todos los productores son artistas que están en el cutting edge, al filo entre el underground y la exposición mainstream por su potencial innovador. Y la simbiosis con una artista como Bad Gyal es revelador. A nivel nacional, la catalana esta abriendo la puerta a sonidos alternativos, creativos y internacionales, apartados de lo habitual en España, para el público masivo nacional. Algo que puede empezar a abrir la frigidez musical de algunos oídos.
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A nivel internacional, la propuesta de Alba Farelo refuerza el discurso musical de todos estos artistas y constata que sus líricas sencillas e independientes, su look, su propuesta artística como conjunto, consigue conectar con la sensibilidad de jóvenes de todo el mundo. Dejándose llevar por el deseo inmediato, narrando de forma llana las filias y fobias de una chica de esta generación, consigue dibujar un patrón de conducta universal con el que muchos se identifican. Da igual que cante en inglés, castellano o catalán. El Pussy K Mana esconde sus mensajes, sus estados de ánimo, sus odas, en construcciones pensadas para la pista de baile. El mejor ejemplo de ello puede ser la melancólica Yo sigo iual, una de las canciones más sobresalientes del disco, donde describe la apatía y el sentimiento de estar perdida que la impulsó a cantar sobre un ritmo suave y a la vez bailable. O en Tu Moto, donde habla con intimidad de la relación con otro chico.

El enfoque club de Bad Gyal y los artistas con los que ha trabajado es esencial para comprender su música y mensaje. Si bien la influencia básica y primaria es el dancehall, su influjo no se limita a lo estrictamente musical, de donde se escapa constantemente. En Tra, probablemente el mejor manifiesto sobre su forma de comprender la música y la vida, lo que vemos es un elogio a la filosofía dancehall y al poder de la pista de baile para empoderar y liberar a cualquier persona. Una reconexión con el espíritu original de los clubs que tantos artistas contemporáneos están empezando a recuperar y que en Bad Gyal parece nacer de forma genuina.

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