La nueva era del clubbing madrileño tiene el nombre de Sigh

Tras los 4 años que los madrileños han tenido que esperar, vuelven a abrirse las puertas de la mítica Sala Stella. La antigua bolera de la calle Arlabán que allá por la época de la post movida Alaska decidió reformar, presentó el pasado viernes su rejuvenecida cara de facciones berlinesas y acústica Funktion-One que será casa de la nueva propuesta para la noche madrileña: Sigh. Un evento que propone acercar a los clubbers “un suspiro de vanguardia, innovación y compromiso” y que confirmó jugar muy bien sus cartas colgando en su primera aparición el cartel de aforo completo”.

La Salla Stella, que fue desalojada y clausurada hace 4 años por infringir el aforo permitido, fue nuevamente inaugurada el pasado viernes 15 de septiembre, esta vez como hogar de Sigh. El club, que siempre supo acomodar a los madrileños con sus diferentes fiestas, descubrió el pasado viernes su estilo underground, como guiño a Berlín, de paredes desnudas y óptimo sistema de sonido mediante altavoces Funktion-One, perfecto espacio para acoger un evento que pretende recuperar la verdadera esencia de club bajo la filosofía de “La mínima expresión que transmite la máxima esencia”. Una apuesta que traerá los artistas más vanguardistas y eclécticos, como Damian Schwartz y Vasco Ispirian, encargados de dar vida a la fiesta de presentación junto al residente Javier Moreno.

Con un horario amplio para entrar por listas y un precio bastante razonable teniendo en cuenta el panorama local, la primera de las sesiones semanales de Sigh comenzó rondando la medianoche con Vasco Ispirian a los mandos. La expectación por la nueva apertura de la sala y el interesante line-up que presentaba la noche, congregó en la cola a cientos de personas hasta contemplar el “aforo completo” tan deseado en un estreno. El público, cuidado en puerta para preservar la cultura club a pesar de las críticas negativas recibidas al respecto, fue poco a poco haciéndose con la galáctica pista mientras Ispirian la regaba con su personal mezcla de house y techno con toques dub y ácidos. El que fue residente en la Sala Stella desde 2003 hasta su cierre y que, por lo tanto, se encontraba como en casa, rompió el hielo con remixes como el de Aroy Dee para Dreadfully Nervous creando un ambiente familiar que parecía haber devuelto la sala a sus “años mozos”.

damian-schwarz-interior

La cuidadosa selección de vinilos de Damian Schwartz fue lo siguiente que deparó la noche. El público que bailaba las ácidas melodías con los que Ispirian daba por concluida su sesión, recibió calurosamente al vanguardista y armónico dj y productor. Característicos toques de jazz y algún que otro ritmo latino decoraron el house, techno e IDM con los que Schwartz deleitó a los cuerpos que bajo las luces de tonos azul y magenta danzaban a temas como Beat That Bitch With A Bat  de Blackman o el remix a Manhattan de Shanti Celeste. El considerado el set más elegante de la noche, concluyó su groove dejando paso al electro, house “sucio” y microhouse de Javi Moreno como el de Current  de Morgan Geist o Sinister  de Mayday. Sus ritmos break se apoderaron de la sala donde los enérgicos bailes y los vítores proclamaron al residente de Sigh amo y señor de la noche.

La sensación de satisfacción tras sonar el último beat era evidente. La noche no pudo haber salido mejor. La excelente atmósfera creada gracias al entregado público, la mejor selección musical y el nuevo aspecto moderno y misterioso de la Sala Stella dejaron claro que Sigh viene pisando fuerte y con ganas de cambiar el panorama. Un claro ejemplo de que una buena organización y el mimo al detalle hacen de las apuestas arriesgadas las más potentes.