Dellafuente x Raimundo Amador, un encuentro histórico entre tradición y modernidad andaluza

El viernes estuvimos en el excepcional concierto que ambos iconos ofrecieron en Plaza de las Pasiegas, frente a la Catedral de Granada, para celebrar el pasado, presente y futuro de la música andaluza. 

 

Lo sabían en todo el Zaidín. También en la Chana y en el Realejo. En el Albaycín y en los Polígonos. Y especialmente lo sabían en el barrio Corea de Armilla. Porque después de dos largos años, llegaba el ansiado día en el que el hijo pródigo volvía a actuar en casa, en la tierra que le ha visto crecer, y a la que siempre ha representado con orgullo y corazón en todos y cada uno de los lugares a los que ha viajado con su música. Por este motivo, el evento que iba a acontecer en Granada en la tarde del viernes 11 de octubre estaba marcado con mayúsculas en el calendario de todos los supporters y ultras que dan vida al fenómeno cuasi religioso que representa el Dellafuente F.C.

Pero más allá del anhelado regreso musical de Dellafuente a su querida tierra, el hecho que realmente iba a sacudir al máximo las expectativas del público era el novedoso formato con el que el artista granaíno pretendía escenificar su directo en esta ocasión: en un escenario situado en pleno centro de la ciudad, en la emblemática Plaza de las Pasiegas, con la espectacular catedral de Granada como telón de fondo, y acompañado por la inconmensurable figura musical de Raimundo Amador. Teniendo en cuenta estos pequeños detalles, quizás cueste un poco menos de trabajo entender por qué se agotaron las 2000 invitaciones gratuitas en menos de 2 minutos, y por qué se generó una gran expectación en torno a este particular evento. Otra vez, casi sin quererlo pero al mismo tiempo sin poder evitarlo, Dellafuente volvía a pulverizar un récord más, destapándose de nuevo como el auténtico e inimitable rey Midas de la escena española.

Por un lado, esta representación de ensueño tenía todo lo necesario para llevar a cabo la actuación perfecta ante el más que esperado retorno del ídolo local. Pero a su vez, también se concebía como el colofón perfecto para finiquitar el proyecto audiovisual en el que Red Bull y el equipo de Dellafuente llevaban trabajando varios meses para crear un documental único sobre su figura artística. De hecho, ante lo extraordinario de este evento, el equipo directivo encargado de filmar el documental le había dado carta blanca al músico armillero para elegir al artista musical que él quisiera para que lo acompañara en esta aventura.  Y éste, sin dudarlo demasiado (aunque temeroso ante un posible rechazo), eligió al genio y figura de la guitarra,  al maestro sevillano Raimundo Amador. Dos generaciones distintas, separadas por casi 30 años de historia, pero que realmente estaban mucho más unidas de lo que a priori se podía pensar. Porque más allá de las evidentes diferencias superficiales, el trasfondo simbólico presente en ambas músicas estaba repleto de redes comunicativas que las conectaban entre sí. Porque Dellafuente y Raimundo Amador representan esa hibridación característica de la época contemporánea, en donde la tradición y la modernidad se fusionan en un mismo plano, generando en torno a este encuentro nuevos universos musicales que siempre van más allá de cualquier género. Ambos parten del flamenco y de la cultura musical andaluza con la que crecieron, pero llevándola a nuevos mapas topográficos en los que ésta se encuentra y relaciona con otras tradiciones y vanguardias musicales del momento, ya sea el blues estadounidense de los años 70 y 80, o el hip hop americano y globalizado del nuevo milenio.

Estaba todo perfectamente dispuesto y organizado para llevar a cabo una actuación que se presentaba como histórica, y que a la postre terminaría por satisfacer todas esas grandes expectativas que se habían generado. Ya desde primera hora de la tarde, la zona céntrica situada en los aledaños de la Catedral de Granada se empezó a llenar de camisetas y bufandas de Dellafuente F.C que anunciaban que la hinchada local ya estaba preparada para el inicio del partido. Para cuando se abrieron las puertas, a eso de las 19 h, la cola que rodeaba el perímetro de la Plaza de las Pasiegas ya era kilométrica a pesar del aforo limitado del evento. A las 20.30 h de la tarde casi todo el público estaba ya dentro, abarrotando la extensión de la plaza, los balcones que se encontraban en frente y a los costados de la fachada principal de la Catedral, e incluso las azoteas situadas en el tejados de estos privilegiados edificios. El encargado de abrir la sesión musical fue Raimundo Amador, que acompañado por su inseparable guitarra y su banda, ofreció a un público fundamentalmente joven un panegírico musical sobre los albores de la “Música Urbana”, ese género indefinible que ahora está de moda, pero que culturalmente se retrotrae hasta la década de los 80. Durante el show, el artista sevillano hizo un recorrido por su extensa y fecunda carrera, desde Pata Negra hasta B.B King, haciendo gala de ese virtuosismo con la guitarra que le ha permitido obtener un reconocimiento absoluto a escala mundial, cosa que muy pocos artistas llegan a conseguir en vida.

Pero a pesar de la grandeza incuestionable de Raimundo Amador y de su música, la gente, a quien estaba esperando era a su superhéroe favorito, Dellafuente. Y en torno a las 22 h de la noche, la Plaza de las Pasiegas se vino literalmente abajo. Ataviado con el chándal del Granada F.C y acompañado por los acordes y la música de Moneo y Antonio Narváez, Dellafuente entró en escena interpretando la canción de “Dile”, hit que desde hace años se ha convertido en un himno generacional de referencia para la mayoría de la juventud granadina, andaluza y española. Con una puesta en escena repleta de juegos de luces, maquinas de humo Fx, confeti y serpentinas, el músico natural de Armilla y su equipo recrearon una ambientación espectacular más propia de un partido de fútbol o de una liturgia religiosa pagana, que de un concierto de música. El público asistente, completamente entregado, cantó, bailó y lloró al compás de la voz filtrada por el autotune de Dellafuente. La ocasión lo merecía todo. Y por eso mismo aparecieron en el escenario dos figuras fundamentales para entender la música de Dellafuente en concreto, y  la música andaluza contemporánea en genral; Pepe y Maka.

Tras hora y media de intenso concierto, el broche de oro que culminó este histórico encuentro musical lo puso la actuación conjunta entre ambos artistas, quienes ofrecieron en exclusiva un adelanto del trabajo que los dos músicos han realizado en los últimos meses a raíz del proyecto audiovisual desarrollado por Red Bull y Dellafuente. Tradición y modernidad de la cultura andaluza que, a pesar de la diferencia generacional, no dejan de retroalimentarse y generar nuevas formas, nuevos terrenos musicales que conquistar.