AIM

Cuando M.I.A. irrumpió en escena hace más de una década, tanto su estilo como su mensaje fueron una auténtica revolución. No sólo facturaba una mezcla de hip hop, electrónica y world music, sino que además lo acompañaba de mensajes políticos que en su caso no sonaban al clásico postureo de otras estrellas: hija de un disidente político, la infancia de Maya estuvo marcada por la pobreza y la violencia hasta que se mudaron a Londres con estatus de refugiados. Era inevitable que M.I.A. se convirtiera en carne de portadas: la prensa quiso convertirla en la “it girl” del momento (para más inri entonces salía con un Diplo que aún no había caído en desgracia), pero M.I.A. no se creyó el circo y en su lugar lo usó a su favor. Cualquier otra persona habría terminado por venderse, pero una década más tarde M.I.A. sigue haciendo lo que le da la gana y por el camino se ha permitido hacer peinetas en la Super Bowl, cabrear al Paris Saint Germain por usar una versión politizada de su camiseta para criticar el trato a los refugiados y amenazar a su discográfica con filtrar su álbum si no lo ponían pronto a la venta. En 2016, sin embargo, M.I.A. se ha visto envuelta en polémicas mucho más desafortunadas que se han vuelto en su contra, como cuando criticó a Beyoncé Kendrick Lamar por apoyar el movimiento Black Lives Matter y no decir nada sobre las vidas de musulmanes, que en última instancia pagó con el veto a participar en el festival Afropunk.

Dice M.I.A. que AIM es el último disco que publica, y de cumplir su amenaza, no se le podrá acusar de haber optado por una despedida autocomplaciente. Parece que en 2016 todo el mundo se ha empeñado en sacar álbumes excesivos tanto en duración como en colaboraciones estelares, y AIM no va a la zaga: desde la polémica participación del ex “directioner” Zayn en Freedun a Dexta Daps pasando por el remix de Diplo para Bird song, con quien no trabajaba desde Kala. Pero es precisamente la duración la que se convierte en una tara para AIM: parece que en su afán de querer entregar un álbum largo, M.I.A. ha bajado el listón y ha dejado temas que de no haber entrado harían que estuviéramos hablando de una de las mejores obras de la artista. Afortunadamente, todo lo que nos gusta de ella sigue ahí.

Si los artistas negros están haciendo una reivindicación del movimiento Black Lives Matter en los trabajos que se están publicando este año, era de esperar que M.I.A., que ha tenido el estatus de refugiada, se hiciera eco de la crisis humanitaria provocada por la guerra en Oriente Medio y en la negativa de muchos países europeos a abrir sus fronteras a quienes huyen de Daesh y de la guerra. A principios de año convirtió el conflicto en el eje de Borders, y aunque la representación de refugiados que hizo en su videoclip es algo cuestionable (viéndolo parece que sólo buscan asilo aspirantes a modelos de pasarela), la letra abordaba el problema sin rodeos (“Your privilege (What’s up with that?) / Broke people (What’s up with that?) / Boat people (What’s up with that?) / The realness (What’s up with that?”). Elegida para abrir el disco, Borders encapsula lo mejor de M.I.A. y que, junto a Go Off, constituye no sólo uno de los mejores momentos del álbum, sino probablemente de su carrera: son canciones que entroncan directamente con las de ese Arular que conquistó a medio planeta, y es absolutamente imposible no rendirse a los beats de Go Off. M.I.A. se ha complicado la existencia a sí misma tirando de artillería pesada para abrir AIM: después de semejantes hits, Bird Song no impacta tanto (el remix de Diplo, mejor que el de Blaqstarr, está relegado casi al final) y Fly Pirates Jump In podrían haberse quedado fuera sin afectar al discurso sobre las fronteras y los refugiados en torno al que gira el álbum. Pero se trata de dos pequeños escollos en un ambicioso álbum que afortunadamente nos trae de vuelta a esa M.I.A. de las que nos enamoramos con Arular y Kala. Si artistas mucho más aburridos y con menos que decir vuelven aunque nadie se lo pida, no debemos perder la esperanza de que Maya cambie de idea sobre su retirada.