Levon Vincent

Desde el primer momento en que supe de él, Levon Vincent me tiene atrapado. Tras currarse a fuego la escena underground neoyorquina, creó su propio sello Novel Sound, editando tiradas limitadas en vinilo selladas a mano. Su sonido, primitivo, básico, melódico y agresivo al tiempo, rápidamente le buscó un sitio entre los productores más originales y sus eclécticos sets le conformaron como uno de los selectores más personales del panorama mundial.

Unos años después de su aparición en el ruedo ya es uno de los valores más contrastados del underground y sus maletas no paran quietas. Este año 2015 lo ha comenzado dando a luz a su álbum titulado con su propio nombre, de una manera muy original. Por un lado, cada copia en vinilo de este disco tendrá un artwork diferente, lo que las convierte en piezas únicas, y por otro lado, el día del estreno del mismo, el propio autor decidió regalar la versión digital a todo el mundo durante 24 horas, lo que en los tiempos que corren supone sin duda un acto de valentía y un símbolo de su apoyo al vinilo como formato de combate, centrando en él sus objetivos de ventas

Tuve la suerte de ser uno de los agraciados en descargar  su álbum el día de marras y, tras disfrutar de este trabajo como de ningún otro en mucho tiempo, he pedido mi copia limitada en Hardwax porque realmente merece mucho la pena, tanto tenerlo como apoyar este tipo de iniciativas.

En lo musical nos encontramos música electrónica sin complejos, sin similitudes exactas y con múltiples influencias. Cocinado enteramente a base de tecnología añeja, sin profusión de efectos ni sobreproducción, con la música como protagonista, ya sea con las melodías de sabor ochentero de The Beginning o Phantom Power como con las cadencias de corte dub de Junkies on Hermanstrasse, el balearic de Launch ramp to tha sky, el ambient noventero de For Mona, My Beloved Cat_ Rest in Peace, el sonido crujiente de Her Light Goes Through Everything, el house flotador de Black Arm w/Wolf, el rollo Art of Noise de Confetti, el techno de Anti corporate music, la inclasificable Small Whole-Numbered Ratios o el hitazo Woman is an Angel.

Un álbum que puedes escuchar una y otra vez sin cansarte y que revela que cuando uno hace música sin mirar al exterior le puede salir una obra maestra.