El oasis de ElectroSplash

Yo no estoy aquí para vender cultura, yo vendo entretenimiento; y el éxito te lo da la cantidad de entradas vendidas de una edición a otra”, estas palabras salieron de la boca de Juan Arnau, en una distendida entrevista que pude tener en KER Club con la cara más visible de toda una institución festivalera patria como Monegros Desert Festival. Y desde el punto de vista empresarial, más razón no puede tener. Matemática pura y dura. Una verdad irrebatible por mal que siente al monegrino fiel que busca el underground como se entendía hace 10 años dentro de la mayor rave que se monta en nuestro país. El público cambia y los empresarios se amoldan a lo que demandan la mayoría de las nuevas generaciones. Es ley de vida.

Por ese motivo, la inmensa cantidad de festivales veraniegos, con mayor ahínco en Madrid, se están agarrando a esa tabla de salvación llamada EDM con la que venden entradas a mansalva entre los que buscan tener una ligera experiencia a lo que ven vía Youtube en Tomorrowland o el Ultra. Una mezcla curiosa entre un público underground y otro mainstream, donde quizá los segundos sean los que hacen posible que los primeros puedan escuchar a sus artistas favoritos en verano.

Y en esas llega una propuesta como ElectroSplash (12, 13 y 14 de julio en Vinaròs) que, casi de tapadillo y rescatando ese espíritu gamberro, divertido y subversivo al que se le consideraba como un anti-FIB electrónico, nos presenta un cartel que a todos esos freaks de muro de Facebook, no solo no nos sacia sino que nos crea mucha mayor expectativa tras unos avances (esta semana se ha hecho público el último de ellos) con artistas que no solemos ver a menudo por aquí, a un precio competitivo ofreciendo tres días de fiesta y en la playa.  Sobre el papel, y para el que siempre se queja del sota, caballo y rey de siempre, tiene pinta de ser el evento del verano.

¿Cómo saldrá la jugada? ¿Tendrá éxito? ¿En 2014 es posible hacer un festival en España, que sin descuidar la venta de entradas, ofrezca algo más por lo que uno se comería una kilometrada y tres días durmiendo lo justo y necesario? La respuesta la tendremos cuando pase este festival y se valoren los resultados obtenidos. Ya saben, las matemáticas. Pero aquí también cuenta la pasión; y para muchos apasionados de la cultura clubbing y de la música electrónica, ElectroSplash se ha convertido en un oasis que deseamos que no sea un espejismo.

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