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20 años de Mogwai: ¿qué esperar y qué falta en su recopilatorio?

Mogwai se han prodigado especialmente en toda clase de formatos. Tienen ocho álbumes, dos discos en vivo, una docena de EPs, dos LPs de remixes (esenciales, por cierto), tres bandas sonoras y, ahora, un cuarto recopilatorio. Pero a diferencia de los anteriores, que incluían algunos de sus primeros temas pre “Mogwai Young Team”, varios extended plays y grabaciones en la sesiones de la BBC con John Peel y Steve Lamacq, este “Central Belters” es el primer greatest hits per se. No abundan los grandes éxitos en el indie, acaso porque hay pocos grupos con una carrera tan longeva y constante como la de los escoceses o por la propia filosofía del género/movimiento/etiqueta/lo que queráis. Pero en el caso de estos colosos del post-rock está más que justificada. No sólo son el nombre que asocias siempre que se habla de este subgénero, sino que son los que más éxito han conseguido (por lo menos en el instrumentalmente, sino entrarían en juego Sigur Rós). Pero es que además llega justo cuando se cumplen 20 años desde que los glaswegians se juntaron por primera vez para ensayar en el salón de los padres de Stuart Braithwaite.

“Central Belters” consta de tres discos (o seis vinilos). Los dos primeros ofrecen un repaso casi cronológico a toda su carrera. Decimos casi, porque en el CD1 se permiten la licencia de cerrar con “Mogwai Fear Satan”, que aunque data de 1997 y es su primer hit, tiene todo el sentido de que aquí termine el primer tramo de la maratón, pues es una monumental pieza de más de un cuarto de hora con riffs de guitarra repetitivos, desarrollos de montaña rusa alucinantes y una outro llena de feedback y ruido. Vamos, todas las señas de identidad de los escoceses. Luego ya el CD2 sigue una secuenciación más obvia. El tercer CD viene cargado de rarezas.

Con este recopilatorio, como con todos, ocurre lo de siempre, habrá quien esté satisfecho o no. Nunca han sido un grupo de singles así que hay más discrepancias a la hora de escoger las canciones favoritas de cada uno. Si ya hasta los propios discos generan división de opiniones (no hay que olvidar el rechazo que generó al principio “Hardcore Will Never Die, But You Will”, por su acento electrónico más marcado), imaginaos con piezas sueltas. Como bien apunta Pitchfork en su crítica del recopilatorio, la playlist que Apple Music ha hecho para que conozcas a Mogwai contiene 25 temas, y sólo 12 coinciden con los 34 de “Central Belters”. Llegar a un consenso es imposible. Pero es indiscutible que el primer CD es una sucesión implacable de hits y, sólo con él, te haces a la idea de la leyenda de la que estamos hablando. El segundo empieza muy bien, claro, “Mr. Beast” es considerado por muchos su última obra maestra, no en vano es el álbum del que más temas extraen (4). A partir de ahí son todo altibajos. La sección dedicada a “The Hawk Is Howling” es quizá la más tediosa, la que más rápido querrás que pase, pero al llegar a “Hardcore…”, que sirve para confirmar que está injustamente infravalorado, el oyente debería ver el LP con otros ojos al escuchar esos tres pelotazos como una casa, “Rano Pano” incluido, por supuesto, que para eso es lo más grande que han hecho en los últimos diez años. Y el final es un bajón absoluto. Nadie duda de la cualidad cinematográfica de “Remurdered”, pero el resto de su último largo, el muy electrónico “Rave Tapes” no está al nivel.

El CD dedicado a las rarezas por lo general mantiene el nivel de los anteriores, pese a que en su mayoría sean caras B, temas menores y material de la última década en su mayoría (sorprende la ausencia de producciones de mediados de los 90, acaso porque el recopilatorio “Ten Rapid” ya cumplía esa función. Pero el hecho de recuperar magistrales composiciones de sus bandas sonoras para “Les Revenants” y “Zidane: A 2st Century Portrait”, de acordarse de esa “Hasenheide” que servía de completo de “Rano Pano” y que muchos consideraron mejor que todo “Hardcore…” en su momento, de regalarnos la aportación de Roky Erikson, miembro de 13th Floor Elevators y figura clave del rock psicodélico, en uno de los pocos temas cantados que tienen Mogwai y acabar con la bárbara y literalmente bíblica “My Father My King” que, aunque no se incluye en ningún álbum de estudio, sigue siendo una de las preferidas para cerrar la mayoría de sus conciertos, hace que no se pueda poner ningún pero a esta selección y tengamos que hacer una ovación cerrada al final de este extenuante recorrido a lo largo de 20 años resumidos en más de tres horas y media.

Por gigantesca que sea esta recopilación, algunos echarían en falta un cuarto disco que incluyese las remezclas que les han hecho (no olvidemos que aquí, lo que más nos interesa es la electrónica y, aunque Mogwai siempre han hecho uso de ella, los remixes nos dan mucha vida). Básicamente porque buena parte de la vieja guardia pretoriana de los escoceses, los que tuvieron el placer de descubrirlos a finales de los 90, tienen en gran recuerdo “Kicking A Dead Pig”, ese triple LP de remixes de su debut, “Mogwai Young Team”. Ahí se reunían nombres claves de la escena electrónica y experimental como Max Tundra, Hood, Arab Strap o Alec Empire. Pero en el vinilo dedicado en particular a “Mogwai Fear Satan” (a estas alturas ya debería quedar claro que es la niña de los ojos tanto de la banda como de los fans), aparecen My Bloody Valentine, Mike Paradinas y un Surgeon que se saca la chorra fuera con su reinterpretación. Palabras mayores. Hace tres años recuperaron la idea y repasaron “Hardcore…” llamando a una serie de productores, la mayoría de ellos de un perfil más bajo (aunque la perspectiva del paso del tiempo dirá). Zombi lo bordaron con su rollo John Carpenter, se agradeció la valentía de Tim Hecker a la hora de dejar irreconocible algo tan sagrado como “Rano Pano” y nos vinimos arriba con la explosión de ruido de Justin K. Broderick (Godflesh, Jesu). Pero esperábamos más de The Soft Moon, Umberto y Cylob. Básicamente porque somos muy conscientes de que son capaces de mucho más. Los californianos se caracterizan por conseguir crear atmosferas opresivas, cosa que aquí no hacen, el segundo porque es uno de los productores actuales que mejor sabe recoger el halo nocturno y oscuro de la música de los 80 y el último porque es una auténtica leyenda al que le reclamábamos un despiporre ácido como los que se marcaba en su época dorada.

Teniendo en cuenta la evolución que han experimentado Mogwai en esta década, también hubiese sido crucial ese imaginario cuarto disco. Desde que giraron en 2008 con Fuck Buttons, retoños de los escoceses en toda regla, la electrónica ha cobrado más importancia y hasta han apadrinado a una de sus dos mitades, Benjamin John Power (Blanck Mass) en su sello, Rock Action. Qué menos, pues, que el dúo les devolviese el favor en forma de remezcla. O que pidiesen a nuevas generaciones como Chromatics, Vessels, Battles, Russian Circles, Errors, Forest Swords, Cold Cave, Oneohtrix Point Never y un largo etcétera, que reimaginasen ese legado del que a menudo se nutren. Suena descabellado, pero si para la celebración en el Roundhouse londinense de su 20 aniversario reunieron a una serie de artistas que les han influenciado como Public Enemy, Godspeed You! Black Emperor y The Jesus & Mary Chain, es que son capaces de todo. Coño, que estamos hablando de unos tipos que cuando no habían hecho más que debutar consiguieron sacar de la cueva en la que Kevin Shields estaba encerrado para grabar ese tercer disco de My Bloody Valentine, que aún tardó quince años más en salir, para que remezclase “Mogwai Fear Satan”, en lo que es el primer y único remix que recordemos de los dublineses. Pero quizá estamos adelantando acontecimientos o dándoles pistas de sus futuros planes. Quizá hay un tercer álbum de remezclas. O quizá dentro de una década celebren su trigésimo aniversario con el recopilatorio más largo de la historia. Qué más da, nunca nos cansaremos de escucharles.