Booka Shade: “No estamos contentos con la EDM ni somos culpables de ella”

Conocidos por éxitos masivos que dieron forma a lo que hoy se entiende por EDM como Mandarine Girl o Body Language, el dúo alemán Booka Shade, tras celebrar los 10 años de su aplaudido debut en largo, Movements, ha dado carpetazo a la música para el club. Dicen ya no sentir inspiración en ciertos clichés del género y, tras un fortuito encuentro en Berlín con el exvocalista de Archive, Craig Walker, decidieron escarbar en sus raíces pop. El resultado es un nuevo álbum, Galvany Street, en el que no renuncian del todo al baile hedonista y se miran en el espejo de glorias sintéticas pretéritas como New Order, Depeche Mode, Duran Duran o Soft Cell. Hablamos con Arno Kammermeier antes de que el 12 y 13 de mayo actúen en directo en Sala But (Madrid) y Razzmatazz (Barcelona), respectivamente.

 

¿Puedo preguntaros desde donde estáis respondiendo a las preguntas?

Hola, estamos en Berlín, en mitad de los ensayos para nuestro próximo show en directo, Galvany Street.

 

El disco no sale hasta abril. ¿Qué hacéis los días entre el anuncio del álbum y su lanzamiento?

Estamos muy ocupados preparando el directo, los ensayos acaban de empezar. Junto con Craig Walker a la percusión y con las vocales tenemos la oportunidad por primera vez de tocar como una banda de verdad, lo cual es muy divertido. ¡Incluso los tracks instrumentales clásicos suenan bastante diferentes!

 

En primer lugar, ¿qué fue lo que os llevó a trabajar con Craig?

Walter y yo empezamos las sesiones de escritura para el nuevo álbum poco después del lanzamiento del anterior disco, EVE. Sabíamos que queríamos más voces y una estructura más de canción. Así que probamos con muchos vocalistas, mujeres y hombres. Nos dimos cuenta de que queríamos un sonido masculino para el álbum, maduro, serio y un poco oscuro.

Craig se mudó a Berlín a finales de 2015 y alquiló un estudio en el mismo edificio de apartamentos donde nosotros teníamos el estudio, en Riverside, Berlín. Nos presentamos y nos dimos cuenta que respetamos mutuamente la carrera del otro (fue cantante de la banda Archive a principios de la década pasada. Probó una vocal en uno de los temas e instantáneamente supimos que era el elegido.

¿Trabajasteis primero en la música y luego Craig cantaba encima de las pistas o al revés?

La mayor parte del tiempo empezábamos con un track instrumental que luego se lo dábamos para que escribiese su vocal en él. Luego nos lo devolvía y, en el 90% de los casos cambiábamos la música de nuevo, porque nos inspiraba su vocal. Fue un proceso de trabajo creativo muy disfrutable.

 

Al tener a una tercera persona en el estudio y, sobre todo al ser esta un vocalista, ¿ha cambiado la dinámica drásticamente?

El feeling general del álbum es más bien el de una banda, que es exactamente lo que nos gusta de ello. Hay un sonido de grupo indie combinado con los típicos sonidos electrónicos de Booka Shade, lo cual crea algo nuevo. Puedes bailar muchos de los temas, pero es disco, no es tech house.

 

¿Por qué esta necesidad en este momento de vuestras carreras de volver a vuestras raíces pop? ¿Os veis volviendo al club en el futuro cercano o lejano?

Después de Eve tuvimos la sensación de que habíamos explorado el tech house y el techno en gran profundidad, ya habíamos dicho muchas cosas, compusimos hits instrumentales de club que aún hoy, 10 años después, siguen teniendo relevancia. Los DJs aún ponen nuestra música, jóvenes talentos como Jax Jones usan la línea de bajo de Body Language y la convierten en un hit mundial. Pero sentimos que por el momento ya habíamos dicho todo lo que podíamos decir, necesitábamos nuevos desafíos. Booka Shade siempre ha sido de potentes melodías, pero no encontramos los grooves tech house muy inspiradores en este momento. A la vez, echamos de menos el tipo de composición que hacíamos en nuestra primera etapa. Queríamos explorar las estructuras de canción de nuevo.

 

¿Creéis que daréis continuidad a vuestro proyecto Yaruba para poder centraros en la música de baile ahí?

No lo sabemos aún. En 2017 nos centraremos exclusivamente en la presentación en vivo de Galvany Street.

 

El single, Babylon, tiene un rollo muy Duran Duran y New Order. ¿Escuchabais mucha música de los 80 mientras trabajabais en el álbum? ¿Hay algún tipo de música pop actual que os haya marcado a la hora de hacer el álbum?

La música de los 80 es el sonido con el que crecimos. Aún somos grandísimos fans de bandas como Depeche Mode, New Order, Soft Cell, etcétera… pero escuchamos mucha más música actual, mucho más de lo que lo hacíamos en el pasado. De hecho, hay mucha música inspiradora ahí fuera, como la de Tame Impala o The Weeknd.

 

¿Es Galvany Street un lugar real? ¿Por qué este título?

Es una palabra inventada que juega con la idea del proceso galvánico. La energía química (Booka Shade y Craig Walker) se convierte en energía eléctrica (la música).

 

Vuestra música se puede entender como una suerte de predecesora de la EDM, incluso cuando el término aún no existía. ¿Cómo veis el fenómeno? ¿Fuisteis bien recibidos en los Estados Unidos al inicio de vuestra carrera?

Algunos DJs se inspiraron en nuestros riffs de sintetizador de himnos eufóricos como Mandarine Girl o In White Rooms, los inflaron, les pusieron un bombo gordo debajo y los transformaron en un estilo que llamaron EDM. ¡No estamos contentos ni somos culpables!

Construimos nuestra reputación gracias a un show en directo de electrónica serio a lo largo de los últimos años. Fue un largo camino de los pequeños clubs a encabezar un escenario de Coachella.

 

¿Sentisteis la necesidad de volver a Movements para su décimo aniversario?

Fue una gran oportunidad para cerrar un capítulo. Para celebrar el pasado y mirar al excitante futuro.

¿Cuál es vuestro recuerdo más querido de esa era? (El mío sin duda sería el show en Sónar en la iglesia)

Ese show en la iglesia en Sónar 2005 supuso un antes y un después para nosotros. Hay demasiadas buenas memorias. Fue una época maravillosa. Fue excitante actuar por primera vez en muchos grandes festivales como Glastonbury o Coachella. Nos gustó mucho tener la oportunidad de presentar Movements 10 en Sónar el año pasado (fue nuestra tercera vez ahí).

 

Cuando estabais trabajando en canciones atemporales como Mandarine Girl o Body Language, ¿se os pasaba por la cabeza que se convertirían en algo tan grande como lo son ahora?

Cuando compones un tema no puedes pensar que “vas a escribir una gran canción” porque eso nunca va a ocurrir. Sólo puedes tratar de hacerlo lo mejor posible, trabajar duro y preguntarte a ti mismo, “¿es esto lo mejor que puedo hacer?”. Recuerdo que nos excitamos mucho cuando dimos con el riff eufórico de Mandarine Girl, pero no podíamos intuir en el hit que se convertiría.

 

¿Ha cambiado mucho vuestro setup técnico en los últimos 10 años?

En esencia sigue siendo “teclados y percusión”, desde 2005 hasta ahora. Con la excepción de que para la presentación de nuestro álbum tenemos a Craig Walker en el escenario, que no sólo cantará, sino que también tocará el bajo. Lo sentimos más como una banda y eso es un cambio maravilloso.

 

¿Y cómo diríais que ha cambiado la escena musical electrónica en esta década?

No nos preocupan demasiado las corrientes. Cuando empezamos se nos llamaba minimal, luego tech house y ahora pop electrónico indie. Cuando empezamos no había Facebook y Youtube acababa de empezar. Al ser independientes, Youtube jugó un papel importante en nuestra carrera. Los fans enviaban vídeos de nuestros shows a sus amigos de todo el mundo, y aunque no sonábamos mucho en la radio, siempre que llegábamos a un nuevo continente, nuestra música ya estaba ahí. Ahora tenemos Spotify y otros servicios de streaming, la manera en la que la gente consume música cambia constantemente. Tratamos de componer música que suene elegante y atemporal, para que la puedas escuchar en 10 años. Galvany Street no es un álbum que suene a 2017. Es atemporal, bastante 2018, diría.

 

Leí que considerasteis en separaros hace unos años. ¿Qué os hizo cambiar de opinión?

Entendimos que más allá de los problemas que teníamos personalmente, individualmente o con el otro al lado, cuando nos juntamos podemos crear algo bueno con la música. Por eso para el nuevo álbum estuvimos mucho más tiempo juntos en el estudio que en anteriores producciones. Creemos que esa energía diferente se puede escuchar en la música.

 

Estamos acostumbrados a veros en grandes festivales como Sónar, así que veros de vuelta en el club o en recintos cerrados es un alivio. ¿Qué considerais importante de actuar en este tipo de recintos en unos tiempos en los que cada vez hay más y más festivales?

Nos gustan los festivales porque permiten una gran producción, nos encanta actuar con visuales en grandes pantallas LED. Pero fue una decisión consciente presentar Galvany Street primero en clubs pequeños. Todo gira en torno a la música, a presentar la voz de Craig.

 

¿Cómo será el directo? ¿Tendrá un mayor protagonismo vocal o encontrareis un equilibrio entre el pop y vuestros temas más pisteros e instrumentales?

Es una mezcla entre canciones del nuevo álbum y unas cuantas de nuestros anteriores discos. Actualmente estamos ensayando unas cuantas canciones que hace tiempo que no tocamos, así que va a haber sorpresas.