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Henry Saiz, el épico productor (parte 1)

Aprovechamos la primera y única oportunidad en la que Henry Saiz presenta su directo con la banda en Madrid para acompañarle durante toda la noche y así poder charlar durante un buen puñado de minutos con el músico que lleva dentro. Ese puñado de minutos, finalmente, se convirtió en algo más voluminoso. En concreto, en esta entrevista cuya primera parte os ofrecemos hoy. La continuación llegará mañana, buscadla en Beatburguer.

– Henry, que digo que ya era hora. ¿No?
¡Sí, ya era hora! Hemos estado por todo el mundo y en mi ciudad se ha tardado entre un año y medio o dos en presentar el directo… Pero más vale tarde que nunca. El público tenía ganas, yo tenía ganas y por fin estamos tocando más en España. Estamos muy contentos.

– Ahora, llegados a este punto de tu carrera. Me gustaría echar la vista atrás y que nos contases como fueron tus comienzos, los comienzos de Henry Saiz.
Pues si me preguntas por mis primeros contactos en la música, te diría desde que tengo uso de razón siempre he estado involucrado de una forma u otra. Desde niño ya era muy melómano y experimentaba con todo tipo de formatos. Mi primera grabadora de cinta me la compraron con 8 o 9 años, y desde entonces he seguido alimentando esa pasión y evolucionando hasta llegar a ser productor y músico.
Creo que ya llevo unos ocho años dedicándome a esto de forma profesional.

– Sí, desde que publicaste en el extinto sello “Logicalnoise Records”.
Sí, cierto. Eso creo que fue por el año 2006. Esa fue mi primera referencia, que además se editó en vinilo. Y de ahí, la cosa ha ido surgiendo: Logicalnoise, Paradigma, Software, Natura, Renaissence, Bedrock…

– Mencionas tu sello Natura Sonoris. ¿Cómo surgió la idea de fundar un sello?
Lo de fundar un sello fue a raíz de ser muy hiperactivo musicalmente y de hacer mucha música. Como todos los procesos para sacar música en otros sellos extranjeros llevan mucho tiempo y soy muy impaciente, decidí montar mi propia plataforma para tener libertad y así poder editar música mía y de mis artistas. Todo empezó siendo un proyecto familiar y eso se sigue manteniendo, y la verdad es que no ha variado esa filosofía. Vale que hemos crecido en oyentes y seguidores, pero el espíritu se mantiene intacto. Un espíritu libre que no entiende de modas musicales.
Creo que Natura Sonoris tiene una personalidad fuerte que se alimenta de mi pasión, la de mis amigos y de la gente nueva que descubro. Es algo que me hace realmente feliz a pesar de no ser un negocio redondo, porque hoy en día con lo que se puede ganar con un sello es ridículo, a no ser que tengas un hit, te da para cubrir los gastos que genera.
Con Natura no pretendo nada más que seguir publicando buena música y continuar con esa línea que nos hace feliz a mí y a mis artistas.

– Desde fuera da la sensación de que todos en el sello sois amigos, ¿es así?
Sí, así es. Tenemos una especia de broma en el sello de que solo fichamos a gente maja, que nos caiga bien, con la que tenemos buen rollo y, por supuesto, tenga talento. Desde que fundamos el sello allá por el 2007, hemos tenido la oportunidad de conocer a muchos artistas nuevos. Siempre guiándonos un poco por nuestra intuición para buscar artistas que no antepongan su ego a la música y eviten problemas. Nos gusta conectar con la persona para tener una comunicación fácil y fluida, es lo que nos interesa realmente.
Porque puedes contratar a un artista con muchísimo talento y que sea muy bueno, pero si luego resulta ser un borde y solo piensa en el dinero, la fama… Siempre termina siendo conflictivo y no merece la pena.
Hay gente muy maja por ahí haciendo buena música, que comparte nuestra filosofía musical. Y esa es la gente con la que queremos contar.

– Otra cosa que llama la atención del sello es que en 7 años de vida solo habéis editado 51 referencias, algo sorprendente viendo el ritmo actual del mercado. ¿Qué opinas de este ritmo frenético que se está imponiendo en el negocio?
Yo sinceramente soy más de la fórmula de ‘poco y bueno, que mucho y regular’.
Hay muchos sellos que sacan material cada dos semanas o, incluso, cada semana. Así es imposible mantener una calidad y una frescura en las publicaciones. Quizá se pueda, pero llegará el momento en el que por la presión de tu ritmo mercado algún lanzamiento no cumpla los estándares de calidad que buscas.
Como yo no vivo del sello, no tengo la necesidad de estar editando música para ganar dinero. Cuando el dinero entra de por medio, detalle importante, se pudre bastante la filosofía inicial. En nuestro caso es sacar buena música, dejar el tiempo que requiere la promoción y darle valor a cada lanzamiento. Y más hoy en día, que en una semana ya está pasado de moda; va todo súper rápido. Nosotros queremos tomarnos nuestro tiempo.

– ¿Y el tema de publicar en vinilo?
Soy muy fan del vinilo, y lo utilizo mucho en casa. Pero por desgracia es insostenible económicamente mantener un sello y planchar en vinilo, solo podemos hacerlo en ciertas circunstancias buscando el coleccionismo. Ojalá pudiéramos editarlo todo en vinilo, pero hoy en día no es el momento adecuado para hacerlo. Son tiempos duros los que nos toca vivir…
– Así es… ¿Y qué nos tiene preparado para el futuro Natura Sonoris?
Pues creo que la cosa promete, estamos creciendo y contando con artistas de peso en la escena actual.
Después de editar mi disco, ya estamos de lleno con el álbum debut de Marc Marzenit “To Love Until We Say Goodbye” que sale en diciembre. Contará con remezclas de Uner, Matthew Herbert y otros artistas muy potentes que les ha gustado el proyecto pero que aún no puedo adelantar nada.
En enero editamos un single de Clarian. Más adelante vendrán referencias mías, temas nuevos de Damabiah, otro single de Cora Novoa… Creo que tenemos todo 2015 prácticamente cubierto, Natura viene fuerte.

– Pasemos ahora a tu figura, ¿qué te consideras? Productor, disc jockey, las dos cosas…
Yo empecé como productor, pero lo de ser dj ya lo llevas un poco en la sangre. Yo era el típico que hacía mixtapes a sus amigos, el que elegía que música poner, el que tenía esa obsesión por compartir música…
Creo que lo más bonito de la música es poder compartirla y poder usarla como un lenguaje de unión con la gente. Siempre me ha encantando la idea de que la música hable por las personas y que las una, pienso que compartir la música es parte de la pasión de los djs. Aunque hoy en día ya no se tengan tan en cuenta todas estas cosas por toda la presión del marketing.

– ¿Te refieres a la escena del EDM?

Sí. Hoy en día los chavales se ponen a producir pensando únicamente en ser Avicii, llegar a ser millonarios y follarse a todas las modelos que puedan. No quieren ir quemando las etapas del aprendizaje de esta profesión.

Hay veces que recibo mails y promos que me entristecen porque notas que los chavales reciben el bombardeo constante de la imagen del dj rockstar como un ser superior. Eso les contamina la idea de dedicarse a la música para uno mismo, para sus amigos y luego ver que va pasando en el futuro. Así es como empecé yo, no digo que sea mejor ni peor; pero creo que es la manera más sana de enfocar este trabajo, en vez de obsesionarte con el dinero. Yo cuando empecé no sabía cómo acabaría, pero tenía claro que me encantaba hacer lo que hacía.

– ¿Y por qué crees qué hemos llegado a esa situación que comentas?
No toda la culpa es del movimiento de la EDM, yo creo que es por la época en la que vivimos. No digo que antes la movida era mejor porque cada época tiene sus cosas, y con el paso de los años y más perspectiva te das cuenta de que quizá tampoco era tan así.
Todo es un síntoma de estos tiempos donde se valora y se premia mucho el éxito, el éxito rápido; un éxito sin apenas esfuerzo ni trabajo. Me refiero a todas esas personas que aparecen de la nada y no has oído hablar nunca de ellos, te dicen que es Dios y luego resulta que es todo mentira; son fakes. Yo al estar metido en este negocio he vivido historias y anécdotas de un nivel de falsedades increíbles, da miedo.
Por otro lado hay tanta saturación de música que te encuentras de todo. Hay gente haciendo música de una calidad increíble que no tiene apenas repercusión, y luego hay basura considerable en el mercado que si la tiene. La verdad es que todo está muy dominado por el marketing y por la imagen esta de rollo David Guetta, de que los djs son una especie de monigotes ahí subidos a las cabinas haciendo corazoncitos con las manos y sin ofrecer nada más. Ahora se premia eso, y yo como artista pienso que es triste. Un artista tiene que transmitir un mensaje a través de la música con trabajo, y no pretender el éxito fácil.

– Hablando de éxito, ¿crees que has llegado a él?
El éxito es muy relativo, depende de la persona. Yo soy una persona ambiciosa en el buen sentido, siempre intento darlo todo para que mi música llegue al mayor público posible y seguir en esta escena. Hoy en día es un éxito dedicarte a lo que te gusta y poder vivir de ello, me considero un privilegiado.
También te digo que lleva un esfuerzo tan grande y, a veces, tan poco recompensado, que pienso que recibo poco para todo lo que trabajo. Yo trabajo muchísimo, más que cualquier otro compañero que conozco porque soy muy, muy obsesivo.

– ¿Cuántas horas echas en el estudio?
Un número de horas insano desde que tenía 16 años. ¡Es como una droga!
Al ser tú mismo tu propio jefe y el trabajo es algo que te gusta, el nivel de exigencia es brutal. La gente piensa que es un trabajo fácil y glamuroso en el que estás todo el rato viajando, disfrutando y tocando por ahí, pero detrás de todo eso hay un trabajo muy duro. Hay que pensar que cuando sales al escenario tienes que dar la cara ante el público con tu mensaje y convencer, es un nivel de exposición, de presión, es una competencia continua… El querer superarse conlleva un esfuerzo.

– Pero todo ese esfuerzo tiene su recompensa porque en tu carrera podríamos decir que hubo dos puntos de inflexión, el Balance y tu primer álbum. ¿Qué impacto tuvo para ti el Balance?
¿La verdad? Estoy muy orgulloso y muy contento con el recibimiento que tuvo, también te digo que mi esfuerzo me costó; a mí nadie me ha regalado nada. Fue un trabajo que pasó muchos filtros de auto exigencia, y yo soy una persona muy, muy autoexigente. Le dediqué tanto trabajo que el resultado a mí me llenó completamente, y ver que a los demás también es algo que me enorgullece.
Y sí, el Balance fue un gran punto de inflexión en mi carrera. Sobre todo en el reconocimiento internacional, se me empezó a tener más en consideración tanto como productor, mezclador y seleccionador. Fue una apuesta mutua que hubo, que salió muy bien. Siempre estaré muy agradecido a Balance por esa oportunidad.

– Y dos años más tarde llegó tu primer álbum y unos posteriores descartes.
Lo de los descartes fue porque ya no entraban más temas en los CD y en los vinilos. Creo que 5 vinilos ya era un poco sobrada, ¿o no? (risas).
El proceso del disco fue largo si tenemos en cuenta el tiempo que llevo en esto. Fue un poco lo que pretendía, ya que quería ofrecer algo de lo que sentirme orgulloso y que llevase mi marca personal. Lo que más me gusta del disco es que tiene mucha personalidad y es diferente a todo lo que hay en el mercado.
Ahora cuando lo escucho con perspectiva me doy cuenta de lo arriesgado que fue, sobre todo por ese público que me seguía y estaba acostumbrado al sonido progresivo, al tech-house y demás etiquetas que ponen ahora y no entiendo muy bien. Cuando saqué un tema como el “All The Evil Of This World” -que es un tema más pop y lleva un trabajo previo de letra, de canción y nada de loops-, tuve una lucha personal sobre si estaba haciendo lo correcto o no. Al final, me guíe por mi intuición y decidí hacer lo que me apetecía. Ese disco es lo que soy yo. Sin duda, lo que yo soy como músico está plasmado en ese disco.

– Si comparamos tus primeros trabajos hasta el álbum, vemos una gran evolución musical. ¿Veremos más evolución en el futuro?
Lo de la evolución depende de las personas, hay gente estancada que tiene una personalidad muy clara. No digo que sea mejor ni peor, tiene que haber de todo. Como Ricardo Villalobos, que es tan genial y tan personal que sigue ahondando en su estilo propio.
En mi caso no ha existido una evolución, el disco no quería expresar eso. A mí siempre me ha gustado esa mezcla de estilos, las canciones y el toque Pop. Por eso mis producciones enfocadas para la pista de baile tienen un desarrollo con su viaje y un final, no me gusta hacer música que se base en loops y sea fácil de pinchar; ese es mi punto personal. Por más que intento hacer tracks más sencillos si me dejo llevar, me termina saliendo algo con desarrollo, épica y mensaje. Es lo que soy yo en esencia y no puedo evitarlo.

– Ahora que mencionas lo de la épica, ¿por qué todas tus producciones tiene un patrón épico?
¡Es qué me encanta todo lo épico! Yo soy una persona muy sensible, pasional, sentimental, extrema… No me da miedo decirlo porque es obvio que se ve reflejado en mi música, cuando tengo un discurso tengo que llevarlo a su máximo extremo. Por eso mis temas tienen un hilo pasional, para que a mí llene por dentro. Lo realmente difícil es encerrarse en el estudio durante días y crear un tema que con el paso de los años siga sonando fresco y te emocione.
A mí me empieza a gustar un tema cuando consigo crear algo que por sí solo ya transmite algo, y desde fuera, yo lo note y me emocione. Cuando hablo de sonido orgánico quiero referirme a producir algo para que los instrumentos hablen por si solos, creando algo que esté vivo. Es un tema técnico de como trabajo, sin duda la emotividad es una de mis particularidades en el proceso de hacer música.

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