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FIB 2017, bailar pegados

Arranca la semana FIB. Hoy empieza ese peregrinaje que, por 23º año consecutivo, llenará Benicàssim. Y no es un decir: el festival parece estar viviendo una especie de resurgimiento que le ha hecho recuperar terreno perdido frente a algunos competidores. Una edición de 2017 que echa a andar con todos los abonos con derecho a acampada vendidos. Es decir, en la ya mítica explanada del recinto del festival se va a estar tirando a apretado. Se quiera o no, va a haber roce, a lo que ayudará que en el cartel brillan propuestas que invitan a ello. A los guitarrazos-de-toda-la-vida se oponen sonidillos sensuales o directamente sexuales, ya sea hip-hop, techno, r&b, electropop, house, afrobeat o trap. En la cima de todo, The Weeknd, quizás el headliner más justificado de todo el verano ibérico en 2017, trufado de nombres nostálgicos o rancios. Abel Tesfaye es puro 2017, por más que el álbum que trae bajo el brazo, Starboy, se publicara a finales del año pasado. Y es, claro, puro roce desde los tiempos de House of Balloons, aunque ahora, ya convertido en súper figura global del pop, se dedique más a enseñar que a insinuar.

Otra que tampoco se anda con demasiadas contemplaciones para poner a menear al oyente, aunque desde otra perspectiva, es nuestra Bad Gyal, algo así como la embajadora de Jamaica en España. Una revolucionaria estrella en ciernes para la que podríamos no estar preparados todavía, situada entre el castellano, el catalán y el inglés, entre el dancehall, el reggaeton y el trap. En definitiva, estandarte por estos lares de lo que en medio mundo ya es el nuevo pop. Como Bejo y One Path, retoños de YouTube y rimadores amables, cada uno a su manera. Más agarrado a la tradición rap el primero, mucho más elástico el segundo; herederos, al fin y al cabo, de la herencia urbana de Mala Rodríguez, veterana que no deja de lado a los nuevos reclutas (ya ha sido producida por Steve Lean).

Más flow: el de Stormzy, capo del grime y una chincheta en la silla de Theresa May, es imparable, inflamable, colérico. Lo mismo puede decirse del de Mykki Blanco, una figura de tal magnitud que ya no puede contenerse dentro de los límites del rap: en su último trabajo, Mykki, ya mira de reojo los charts pop. Si sumamos a ellos dos, el fraseo elegante de Mick Jenkins y al más exaltado TroyBoi, ¿alguien recuerda que Tyler, The Creator se cayó del cartel hace un par de meses?

Precisamente prestándole beats a Stormzy para First Things First hemos visto últimamente a un mura masa que aterrizará en el FIB un día después de que se lance su primer LP, repleto de colaboradores como Damon Albarn, NAO, Jamie Lidell o A$AP Rocky. Su esperadísimo debut bien podría ser a 2017 lo que a 2016 fue el de Kaytranada, otro que pasará por Benicàssim esta semana. Entre los dos se han merendado las fronteras entre house, r&b, hiphop y disco. Y, hablando de fronteras invisibles, toca citar a la anglo-colombiana Lao Ra, cuya popularidad internacional es incomprensiblemente baja ahora que los ritmos tropicales lo invaden todo, y a Ibibio Sound Machine, combo a caballo entre Londres y Nigeria que podría resucitar a un muerto con su infeccioso segundo trabajo, Uyai.

Más familiar para nuestros ombliguistas oídos del hemisferio norte resulta el electropop de Austra y Sylvan Esso. Más convencional, si se quiere, aunque en ningún caso puede hablarse de proyectos vacíos. La canadiense Katie Stelmanis viene de editar el anticapitalista y feminista Future Politics, perfecta conjunción entre inmediatez y compromiso; el dúo formado por Amelia Math y Nick Sanborn presentará What Now, un disco promocionado con un single (Radio) que raja contra el actual engranaje de la radiofórmula. Con un par.

La cuota clubber del cartel, por su parte, tiene intensidades para todos los gustos. Y es que no es lo mismo la gramola de hits de 2manydjs que el techno soleado de Kölsch; no es lo mismo un live de Bonobo, con sus ribetes jazz y préstamos orientales, que una sesión de Dj Tennis, siempre equilibrado entre su origen italiano y su gusto por lo germano; no es lo mismo, definitivamente, el contenido Pional que el expeditivo Tiga.