El triunfo de la voluntad de Maceo Plex en Mondo Disko

La noche del pasado jueves se antojaba épica, de ésas que te van poniendo la sonrisilla pícara desde los primeros momentos del ritual ‘pre-party’, y que añaden unas mariposillas de emoción a la coctelera de sensaciones de una noche de fiesta: Maceo Plex volvía a Mondo DiskoUna visita de tal calibre a un club como el de la madrileña calle Alcalá jamás deja indiferente a nadie, es uno de esos momentos que todo clubber sabe que será especial, y como no podía ser de otra manera, el propio Estornel dejó bien claras sus intenciones desde que se puso a los mandos.

Con un Mondo Disko digno de sus mejores noches (se colgó el aforo completo a una hora muy temprana, más incluso de lo habitual), el americano se encontró con un público ávido de su sonido, plenamente predispuesto a sumergirse en esa atmósfera de melodía y percusiones tan características. Y vaya si lo hicieron. Eran aproximadamente las 3.30 am cuando el capo de Mosaic tomaba la batuta para dirigir una pista de baile plagada de miradas iluminadas y pies nerviosos, que desde el primer momento se integraron perfectamente en el universo Plex. Es realmente difícil resistirse a uno de los top diez del que denominamos ‘Melodic-Techno’ a nivel mundial cuando está en plena forma, y Maceo decidió aprovechar esa oportunidad para reivindicarse como tal, y de paso dejar a más de uno con la boca abierta y los gemelos bien cargados.

En lo que para la mayoría de los asistentes fue uno de sus sets mejor desarrollados en sus visitas a la capital, el de Texas proporcionó una soberbia masterclass sobre cómo meterse al público en el bolsillo, dirigiendo a través de un maremágnum de sensaciones y coordinando sus momentos más relajados del set, con auténticas explosiones de baile en los momentos clave, como cuando decidió hacer sonar su Solitary Daze que produce junto a Gabriel Ananda.

Debía sentirse cómodo el abanderado de Ellum, porque en lo que pareció un abrir y cerrar de ojos, era el momento de abandonar la cabina y ni él ni el público parecíamos tener ganas de que dicho momento llegase. Un set durante el que se le pudo ver totalmente entregado, bailando todos y cada uno de los tracks que iba pinchando, plenamente sonriente y con la clara intención de que ésa fuera una de Las Noches (con mayúsculas). Esas noches tan épicas que se hacen efímeras, pero que nos dejan recuerdos tan imborrables que solo nos permiten pensar en la siguiente.