Vitalic: “Al techno le faltan historias que contar”

Las producciones de Pascal Arbez, alma de Vitalic, siempre han funcionado mejor en el sudoroso entorno del directo que en casa, pero sigue lanzando con regularidad álbumes como el que llega a las tiendas este mismo viernes, Voyager. Con canciones tan rotundas como estas, está más que justificado el formato largo, pues no recordamos al galo en un estado de forma tan alto desde los lejanos tiempos del OK Cowboy (2005).

Cuando Vitalic anunció Voyager hace unos meses lo describía como su trabajo “más disco” y citaba como influencias una miríada de leyendas como Moroder, Cerrone, Patrick Cowley, Lime, Spacer, Carpenter y Gino Soccio. No son referencias caprichosas, pues el álbum tiene un aura de disco cósmico realmente genuina. Caben en él piezas tan dispares como una intro con melodía latina, su primera gran colaboración con Miss Kittin, una sorprendente y deliciosa versión de Supertramp y su habitual canalleo en la forma de Sweet Cigarette.

En diciembre tuvimos la oportunidad de mantener una charla telefónica con él sobre el viaje que ha emprendido para crear el disco, los recuerdos que tiene del Poney EP, la importancia de añadir humor al techno y mucho más. Y, tranquilos, porque aunque aún no está anunciado, volverá en breve a España.

 

¿Cuál fue tu intención y objetivo al crear este álbum?

No tenía un objetivo claro, realmente, pero sí sabía que quería volver a las melodías porque sentí que había llegado la hora de trabajar con ellas de nuevo e introducir la locura nuevamente a mi música [NdA: “locura” lo dice en español].

 

¿Cómo describirías el viaje que emprendiste para hacer “Voyager”?

Hubo momentos extraños y oscuros, pero en definitiva fue un viaje positivo.

Dices que éste es tu álbum más disco hasta la fecha. ¿Qué leyendas del disco han ayudado a moldear tu sonido?

Sin ningún tipo de dudas Giorgio Moroder. Es el padrino de toda esta movida. En los 70 es como si ya hiciese techno. Era muy futurista. Me gusta particularmente el hecho de que hiciese música de baile con un toque oscuro. Claro que también me interesa el techno, pero en toda mi discografía puedes encontrar referencias a Giorgio Moroder.

 

¿Escuchabas música de alguna de estas leyendas, sea o no Moroder, mientras trabajabas en el disco?

Siempre estoy escuchando música disco. Pero no sólo a Moroder y cosas viejas, porque me lo sé de memoria, también canciones más contemporáneas como Rebolledo. Mis influencias también están en la música nueva.

 

Creo que es muy difícil tratar de sonar genuinamente retro y a la vez no ser hortera. ¿Cómo dirías que lo consigues?

Me alegra que me digas esto porque es verdad que es muy difícil. Esta vez no traté de hacer lo mismo que en el pasado, sólo tomé unos pocos sabores.

 

Naciste en 1976, así que probablemente eras demasiado joven como para recordar la época dorada de la música disco. ¿Qué tipo de cosas escuchabas en casa?

Era una mezcla de muchas cosas, del disco de Giorgio Moroder a Pink Floyd. Aunque era joven, venía de una familia italiana en la que todo el mundo vive junto. Mis tíos salían de fiesta y se traían a la casa la música disco que escuchaban en los clubs.

 

¿Qué inspiró la melodía de toques latinos de “El Viaje”?

Cuando era pequeño existían unas canciones publicitarias para televisión. Siempre era un sintetizador con una extraña melodía. Esa fue la influencia. En cuanto al título, es un guiño a México y Sudamérica. Siempre hago una introducción para cada uno de mis álbumes. Resumiendo, es un cancioncita publicitaria hortera que te lleva a Sudamérica.

 

Aunque antes decías que querías pasarlo bien haciendo este disco, creo que es probablemente el más serio que has hecho. Sí veo, sin embargo, que hay canciones cachondas como “Sweet Cigarette”. ¿Crees que es importante tener sentido del humor cuando hacer música?

Siempre hay que meterle diversión a la música, creo que a veces al techno le faltan historias que contar. Cada una de ellas te puede llevar a un lugar diferente: algunas serán tristes, otras divertidas, otras positivas… Hay que encontrar un equilibrio. Esto es algo que a mí me gusta hacer, aunque alguien lo pueda encontrar hortera. Esa canción es básicamente el placer de coger un cigarrillo y fumar durante tres minutos. No hay más.

 

La siguiente canción del álbum es una versión realmente preciosa de Supertramp. ¿Qué te atrajo de primeras al original?

Al principio no quería lanzar la canción, la hice por gusto propio. Mis amigos y toda la gente que tenía alrededor me decía que era estúpido no ponerla en el álbum. Pensaba que habría personas que no entenderían que incluyese un cover en un mi cuarto disco y encima de Supertramp. Al final cambié de opinión porque realmente es la canción perfectamente para cerrar el álbum y decir adiós.

 

Esta es la primera vez que traes al estudio colaboradores y creo que encajan todos bastante con tu estética. ¿Qué fue lo que te hizo cambiar de opinión?

Para este álbum decidí hacerlo todo por mi cuenta. Evidentemente me ha ayudado gente porque no soy un fotógrafo ni un diseñador, pero tenía muy claro en mi cabeza qué quería.  Y en cuanto a colaboradores musicales, ya he trabajado con otra gente antes, pero si esta vez he sido más decidido en este sentido es porque surgió de una manera natural y fácil. En el caso de Miss Kittin, nosotros quedamos cada mes en un restaurante en París, y en una de estas citas le mencioné que tenía una canción que le podría gustar. La escuchó y le encantó, de ahí escribió la letra y la rematamos. No se planificó nada.

 

Usas sintetizadores analógicos como el Buchla en este disco. Hay un nuevo revival de los sonidos analógicos, me gustaría saber dónde te encuentras en esta especie de guerra entre digital y analógico.

Siempre he trabajado con herramientas analógicas porque me encantan los sintetizadores viejos y baratos. Son parte de mi música. Para este álbum he usado aún más porque era necesario para dar con el sonido vintage que buscaba. En este caso no puedes depender de un ordenador, necesitas una máquina en condiciones porque son diferentes a cualquier otra cosa. Por supuesto, también hay aparatos digitales interesantes. Por poco dinero puedes conseguir sonidos fantásticos y potentes. Uso lo que necesito sin pensar en que tengo que hacerlo todo analógico. Eso sería algo muy snob.

Para las giras llevar todos los sintetizadores es un coñazo porque pesan, son frágiles y se rompen fácilmente. Es algo aburrido y difícil. Estamos en 2016, tienes que usar toda la tecnología disponible para hacerlo lo mejor posible.

 

El proceso de grabación te ha llevado casi tres años. Normalmente te tomas muchísimo tiempo en completar un disco. ¿Dirías que eres perfeccionista?

Cuando haces un álbum es difícil parar y decir que los has terminado. Podría durar años y años. Al final te tienes que obligar a ti mismo a parar, aunque algo en el interior te diga que no está acabado del todo. Hay una historia que quieres contar y necesitas encontrar los sonidos y las letras correctas para acompañarla. Es un trabajo completo. Yo no podría sacar un disco cada año. Hago toda la música por mi cuenta, no tengo productores fantasma. No hay necesidad de darse prisa.

 

El “Poney EP” tiene ya 15 años. Lo recuperé recientemente y sigue sonando fresco. ¿Qué recuerdos tienes de él?

Recuerdo que cuando lo terminé me llevaba el cassette con los temas para ponérselo a la gente. ¡Todo el mundo decía que no era buena música! Has de aprender a no confiar plenamente en la gente que tienes alrededor, no siempre aciertan. Yo sabía que eso era bueno y que tenía que creer en mí mismo.

 

Con todo, imagino que ni te llegabas a plantear la influencia que tendría en la escena electrónica.

Para nada. En ese momento la música que se hacía no me interesaba en absoluto y quería hacer algo nuevo. Nuevos vocoders, voces, bases, bajos, sonidos… Fue realmente barato hacerlo porque no tenía dinero ni tiempo para trabajar con ordenadores, que era lo que todo el mundo estaba haciendo en ese momento. Fue muy DIY.

 

Hace unos meses lanzaste el EP “Film Noir”. Creo que tu música a veces puede ser bastante cinematográfica. ¿Has considerado trabajar en bandas sonaras?

Me encantaría y, de hecho, hice una para una película italiana muy underground, “La leggenda di Kaspar Hauser”. De todos modos, ahora mismo me quiero centrar en los directos, es más mi rollo.

 

En 2017 vas a salir de gira con un nuevo show. ¿Cómo va a ser?

Muy disco y cósmico. El show cambia con cada álbum porque varía el concepto. La escenografía va a tener muchas luces parpadeantes y elementos kinéticos. Es difícil de explicar, pero para cada canción va a haber una escenografía distinta. Me estoy centrando al completo en los directos, requiere toda mi atención y ni siquiera quiero pensar en remixes u otra música.

 

¿Crees que es importante esto de cambiar el directo a menudo especialmente al tocar música electrónica?

Sí, porque has de mejorar constantemente. Si no cambias las cosas parece que estés trabajando en la fábrica. Hay que estar en movimiento, de lo contrario se pierde el placer.

 

¿Estás nervioso por el recibimiento del disco?

Por supuesto, como un flan. Hay mucha gente involucrada y es el trabajo de años. De algún modo es como si fuese tu bebé. No sé lo que va a pasar, es estresante, aunque tengo que decir que esta vez soy más optimista de lo habitual. Era exactamente lo que quería hacer y no lo puedo cambiar.

 

Eso es todo. Esperemos verte pronto por aquí porque no hay ningún show confirmado en España aún.

Tranquilo, que lo habrá. No se puede anunciar aún pero será grande.