Hivernacle Pop Up Club Barcelona, un invernadero de sonidos que arranca a lo grande

El Poble Espanyol ha albergado, durante los últimos años, un sinfín de eventos con la música electrónica como elemento central. Que os voy a contar, la mayoría habréis estado en más de un Brunch. Quizá por eso, Hivernacle Pop Up Club Barcelona nace con la vocación de reinventar la plaza como escenario y revestir su sonido acorde a los tiempos, como un antídoto algo más exótico de lo habitual contra la monotonía del fin de semana. En su primera cita nocturna, culminada a golpe de talento francés con Gesaffelstein y The Hacker desmadrando al personal, los asistentes pudieron refugiarse de las discretas gotas de lluvia bajo una enorme estructura transparente y rodeados de vegetación. Mención especial merece el trabajo de producción tanto por la idoneidad del sonido, lo agradable del recinto, un escenario impecable combinado con un potente arsenal lumínico e incluso (no menos importante a remarcar) que no se formaron colas en toda la noche ni en las barras ni en los baños. Poco podía salir mal.

La novedosa velada arrancó con la actuación del cordobés Javi Redondo, miembro clave de la actual escena madrileña, quien cubrió la cuota patria con una selección de techno refinado, envolvente y punzante. Aunque empezó la sesión con la plaza completamente despoblada –parece que los españoles, lo de que se nos cite a la hora de cenar, lo llevamos regular–, conforme avanzaron los temas el invernáculo fue llenándose gradualmente de un público de lo más variopinto, curiosamente formado por más locales que extranjeros. Tras despedirse con We Like to Party de Michael Mayer y Roman Flügel, arropado al fin por una concurrencia recién llegada que ciertamente desprendía (ahora sí) ganas de fiesta, vendría el turno de Fairmont, cuya puesta en escena fue algo irregular, con subidas y bajadas, pero sirvió para tantear el terreno e ir calentando los ánimos de cara a la explosión final. Con su clase característica, el canadiense desgranó temas menos obvios y con más texturas que el resto de artistas de la noche, en un set en el que por supuesto no faltó su nuevo pepinazo Loose Teeth, que se publicará esta semana en su nuevo EP vía My Favorite Robot Records.

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Para el turno de los franceses Gesaffelstein y The Hacker, la plaza ya era un auténtico hervidero de gente agitada y desenfrenada. Conscientes de que eran el plato fuerte, los responsables del label Zone hicieron lo más sensato: ametrallar hits evidentes y eficaces, hasta su cierre con Pursuit del primero. Su b2b de tres horas empezó como una sesión al uso, pero en su segunda mitad se dedicaron a repasar las últimas dos décadas a base de algunos de los clásicos básicos (y algo obvios) de Laurent Garnier, Jeff Mills, Plastikman, Armand Van Helden, Thomas Bangalter o LFO, por poner algunos ejemplos. Coronaron así, entre ovaciones y euforia más que palpable, la apertura de una nueva cita invernal barcelonesa que, aunque efímera en cuanto a montaje, parece que ha venido para quedarse. Porque pese a que en el aspecto musical podemos hablar de cierta tendencia continuista e incluso conservadora respecto al Brunch, desde luego hubo algo de emocionante en el hecho de que Hivernacle Pop Up Barcelona esté concebido como un evento completamente distinto en cuanto a producción y horarios –atentos a su próxima edición diurna, el próximo día 25 a partir de las 15:00h, a cargo de Dj Tennis–. Sea como sea, seguro que volveremos a bailar bajo ese cobertizo transparente. Invernar en Barcelona nunca fue tan divertido.

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