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Sónar 2015: Cinco solapaciones para repensar

Tras el anuncio de los horarios de Sónar, llegan (como siempre) los lamentos por las solapaciones. Esa elección dramática que sólo vemos como el maldito fin del mundo en los días previos al festival porque una vez metidos en harina, nada es un problema. Ante la falta del don de la omnipresencia, he aquí varias indicaciones sobre algunas de las decisiones que habrá que tomar entre el 18 y el 20 de junio en Barcelona.

Vessel Vs Redinho (viernes día)

A ambos les une haber publicado dos discazos en 2014 (“Punish, Honey” y “Redinho”, respectivamente); “Punish, Honey”, en concreto, fue valorado como uno de los mejores por una gran mayoría de la prensa musical. Es más, “Red Sex” de Vessel fue para esta casa la mejor canción del ejercicio 2014. En sonidos, poco tienen que ver el uno con el otro. El directo de Vessel es agresivo, contundente, oscuro y enfermizo; la furia que imprime Sebastian Gainsborough en sus ritmos experimentales, consigue otorgar a sus directos una atmósfera dulcemente turbia por la que hay que pasar. Y ahí es donde de veras se puede apreciar lo maravilloso de su último álbum, que quizá no sea tan bailable como los sonidos de Redinho, con mucha más luz, más buenrrollismo (como puede apreciarse en cortes como “Sharp Shooter”, donde el productor londinense tira de talk box). Al de Numbers, que suele jugar con estilos como el house, el boggie y el funky, le favorece un escenario como el Village, que suele concentrar los pasos de baile más despreocupados y felices del festival. Quienes busquen curvas afiladas y movimientos retorcidos, será mejor que opten por Vessel y el Sónar Hall.

Die Antwoord Vs Hot Chip (viernes noche)

Hot Chip llega a Sónar con disco nuevo; es más, ya lo puedes escuchar en streaming. Los británicos siguen sin moverse de la pista de baile, y sus apariciones en Sónar siempre han sido triunfantes. Quizá por eso, en esta ocasión, estarán por partida doble. El jueves en el Sónar Village y el viernes noche en el Sónar Pub. La banda de Alexis Taylor es éxito seguro y sus directos siempre hondean la bandera del apto para todos los públicos y para todos los estados alterados. Algo que ocurre de manera similar con Ninja y Yolandi (Die Antworld). Los sudafricanos, al igual que Hot Chip, repiten en el festival, aunque sea ahora cuando Die Antwoord ha conseguido llegar a una masa más global con ese sonido ghetto de carácter ravero y un tanto skizo, ése que en su día podía parecer sólo apto para ciertas minorías. A pesar de haberse consolidado en términos más generales, el viernes noche los estribillos pegadizos y más cantables estarán en la voz de Alexis.

Powell Vs Yung Lean (viernes noche)

Esto, podría decirse, supone un gran drama para los que aman (amamos) por igual el rap y la electrónica de ritmos duros y pesados. Lo medio-bueno es que hay un margen de media hora entre Powell y el arranque del rapero sueco y sus sad boys. El universo estético y musical fabricado por Yung Lean ha despertado una gran curiosidad hasta en los sectores menos adeptos al rap. Y su llegada al Sónar tiene lugar cuando su influencia en las nuevas producciones ya es  evidente. Todo ha ocurrido muy rápido, muy acorde con la época a la que pertenece, como su propia llegada al éxito (a los 18 años). Jonathan Leandoer y los suyos han dado una patada a los códigos establecidos y lo han dejado todo en un extraordinario y seductor patas arriba. Ese ramalazo rupturista, aunque en otras tesituras y a otra dimensión, también lo lleva Powell. Su techno de salvajismo enrevesado y golpes en seco que roza lo maníaco, no puede sino convertir la pista de baile en una danza general casi primitiva. No hay más que escuchar temas como “So we went electric” para intuirlo.

Evian Christ Vs. Zebra Katz (sábado día)

En la pasada edición de Sónar, se pudo ver a un Evian Christ en formato dj set que poco tiene que ver con la experiencia de sumergirse en uno de sus lives. En sus directos, los beats pesados y futuristas que fabrica Joshua Leary agarran por el pecho hasta hacer sentir una deliciosa sensación de ahogo. Muchos aún recordamos su (apoteósico) paso por el L.E.V 2013, con la nave de la Laboral prácticamente tambaleándose. En esta ocasión, el de TriAngle presenta su nuevo show audiovisual (que ya pudimos ver en MiRA 2014), donde, a golpe de luces en ritmo vertiginoso y lluvia de resplandores endemoniados, consigue aumentar la respuesta sensitiva del público. Boca abierta desde el minuto cero, y que probablemente sólo entiendan quienes ya han pasado por ello. Aquellos que no lo hayan visto, deberían. Eso sí, a la misma hora, en el escenario Dôme estará Zebra Katz; con el que comparte el gusto por el rap aunque desde distintas vertientes. El MC de Brooklyn (a quien se ha enmarcado dentro de la etiqueta “queer rap” a pesar de su postura contraria a esta clasificación), probablemente-casi-seguro haga enloquecer a la sala con temarrales como su “Ima read”. La decisión puede ser complicada porque, de hecho, no sería difícil de imaginar un escenario compartido entre ambos artistas, con Katz rapeando sobre los ritmos de Leary.

Duran Duran Vs FKA Twigs (sábado noche)

Cada año, Sónar apuesta por un nombre de grupo clave (y añejo) dentro de la historia de la música electrónica internacional. En esta ocasión es el turno de Duran Duran; y aquí lo que suele pasar es que manda el fervor desmedido y los fansfansfans de la banda no contemplarán perderse ni un minuto del espectáculo. Los británicos presentan nuevo directo, aunque el festival ya ha anunciado que no faltará repertorio de toda su trayectoria (no sería nada bueno concebir un directo sin himnos como “Ordinary World”; pero nada bueno). Media hora después del arranque de Duran Duran -a las 23.00 h. y en el escenario Sónar Pub- la ya establecida como nueva Diva del R&B más futurista, defenderá su título, seguramente, con la sensualidad y la garra que caracteriza su música. Para entonces, habrá pasado más de un año desde que pudimos ver a Tahliah Debrett (FKA Twigs) por última vez en Barcelona,  en el escenario Pitchfork del Primavera Sound. Allí comprobamos que, tras esa imagen de muñeca exótica se esconde un torbellino que encandila de forma exagerada y que es capaz de llenar todo un escenario de magia por sí misma. Quienes lleven tiempo embelesados con cada producción y cada vídeo de Twigs, no deberían ni titubear en esta disyuntiva.