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Sónar 2015: la ruta ravera

Desde los ritmos jungle de Special Request hasta el techno old school de Adam Beyer, he aquí un pequeño recorrido por aquellas actuaciones de Sónar 2015 no aptas para todos los públicos. High level en materia raver; desodorante en la mochila, piruletas y mismo hato durante días. Os proponemos una pequeña ruta zapatillera para quienes no entienden de medias tintas a la hora de abrazar el altavoz.

Evol: Viernes 15.30 – 16.00 (Sónar Complex)

Recordados para siempre (entre otras cosas) por aquel FACT 330 de 2012 donde concentraban más de 100 temas en clave gabber en poco más de 48 minutos, la “computer music for hooligans” de Evol vuelve a Sónar para adentrarnos en el lado hardcore de la cultura de club noventera. Definida por el propio Roc Jiménez de Cisneros (mitad de este proyecto que comparte con Stephen Sharp) como una “deconstrucción de la música rave de los años 90”, su música ya nos hizo vibrar en aquel Sónar 2013 en una actuación de la era imposible salir indiferente. La dupla llega al festival con su recién estrenado Purple Melters (iDeal, 2015) para aterrizar en el showcase de Editions Mego, sello en el que han publicado trabajos como aquel Proper Headshrinker (2013).

Blastto: Viernes 21.30 – 22.40 (Sónar Club)

Blastto es Carlos Llorente y su perfil musical puede definirse también a través de algunos de sus diseños a modo de collage futurista: latas de la bebida energética Monster, juegos de Playstation, pegatinas de la discoteca Central y en general, iconografía asociada a la música mákina o al techno más old school/zapatillero hecho en España. Y siempre con un estilo muy propio, como le pasaba a su “Windows EP”, que publicó el pasado año vía Heka Trax (el sello de Nightwave); compuesto por dos tracks: “Windows” y “Pont Aeri Riddim” (está todo dicho). Blastto es, además, uno de los fundadores del colectivo Brrrrrap, en cuya última fiesta en Siroco se marcó un set de ritmos techneros old school, acidismos, estructuras jungle, grime… y que colgó en sus redes sociales pocos días después al lado de un “Big up to all the ravers inside”. Sobran las pruebas de que hará chorrear las camisetas de sudor pistero.

Powell: Viernes 23.10 – 00.10 (Sónar Car)

Hace algunos días, el propio Powell confesaba en The Guardian que abriría su próximo dj set con “Flapper That”, de Evol (destacado como primera parada de esta ruta). Y esa es la línea en que se mueve el productor londinense (y que comparte, en cierta medida con Roc y Stephen), estructuras de club llevadas al límite de la euforia. Pinceladas de industrial y noise empapando sus construcciones de techno de nuevo cuño. Óscar Powell, que también está a los mandos del sello Diagonal junto a Jamie Williams, dejó claro hasta dónde quería llevar el nivel del baile a través de su reciente EP titulado “Club Music”. Sonido afilado, retorcido, sin escrúpulos.

Special Request: 00.35 – 01.50 (Sónar Lab)

Paul Woolford procede de la época hardcore rave anglosajona, aquella de las radios pirata y los 170 bpm del drum’n’bass. Después de más de 10 años en la escena underground de la música de baile, Woolford vuelve a las andadas bajo su alias Special Request, con el que recientemente ha firmado un remix para el “From the Outside” de Wiley. Woolford toma su punto de partida en los sonidos jungle de los 90 y arrastra toda su experiencia hasta 2015, sin perder ni una mota de brillo. El productor decía en una entrevista para Fact en 2013 (mismo año en que lanzó el álbum “Soul Music”): “The attractive thing about pirate radio is that it sits outside of convention”, y en ese margen sigue ubicándose él mismo; fuera de lo convencional y sin caer en el enaltecimiento de la nostalgia de la época dorada del movimiento rave en Inglaterra.

Adam Beyer: Sábado 05.35 – 07.00 (Sónar Club)

Nombre básico dentro del circuito techno de vieja escuela. Ligado en un principio a estructuras con buena presencia de percusiones y ritmos tribaleros, podría decirse que -actualmente- el sueco (que dirige los sellos Drumcode, Truesoul y Madeye) está más cerca de los sonidos minimalistas que de aquel bombo-bombo-bombo de carácter más asilvestrado con el que jugaba a ganar en festivales como Monegros y Aquasella. Aún así, la esencia añeja la conserva. El 4×4 puro y duro persiste, aunque se llegue a suavizar en clave melódica por momentos. Y teniendo en cuenta que su actuación forma parte de los sets de cierre del festival, el tiro a la yugular en la pista de baile se agradecerá.