Apolo y Razzmatazz podrían desaparecer si no reabren en medio año

Nos quedaríamos cortos diciendo que la situación del clubbing en España es delicada: directamente está en la UCI. Varias manifestaciones y desagravios en forma de spots publicitarios malintencionados después, la situación para el sector se encuentra igual, en punto muerto.

La semana pasada el programa de la radio catalana RAC1 Via Lliure pudo hablar con responsables de Razzmatazz y Apolo y sus conclusiones son francamente desoladoras. Lluís Torrents, gerente de Razzmatazz y presidente de la Associació de Sales de Concerts de Catalunya dice: “En una encuesta interna, la mayoría de salas nos han dicho que no pasarían del mes de diciembre”. Y es que la mayoría de espacios, ante la posibilidad de que el cierre se alargue meses, se encuentra en una situación crítica y al límite de bajar la persiana para siempre.

Razzmatazz y Apolo, eso sí, tienen un poco más de margen, pero no demasiado, según explican sus responsables. Alberto Guijarro, director de Primavera Sound y Apolo, ha afirmado que tienen margen hasta “enero o febrero” para tomar una decisión: ver si se pueden endeudar de nuevo o no. Razz tiene oxígeno hasta primavera.

Torrents teme que si se vuelven a endeudar y se ordena otro cierre la situación sea crítica. La ASACC ha denunciado que no han podido abrir pero que siguen pagando el sueldo de trabajadores, alquiler, impuestos y gastos de funcionamiento, siendo la deuda generada cada vez mayor. “Ya hay salas que han puesto el local en venta y en traspaso”. Por ejemplo, Rocksound, mítico espacio del Poblenou.

“La situación es muy, muy, muy dramática. Nunca antes habíamos vivido algo así sin poder abrir y continuar pagando y endeudándonos. Lo que más daño hace es que no vemos la luz sobre cuando podremos abrir y esto crea mucha inseguridad”, añade Guijarro.

Los fondos buitre, claro, ya se están aprovechando de la situación, lanzando ofertas para comprar salas. No ha prosperado la que llegó a Apolo, pero sí han traspasado el local de Abaixadors 10. “Nos podemos encontrar con una desertización total de las ciudades por lo que respecta a música emergente, pop y rock, y que desaparezcan las salas y pasen muchos años hasta que vuelvan a abrir, concluye Torrents.

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